Datos personales

Mi foto
Este espacio ha sido pensado como una herramienta a través de la cual los alumnos puedan acercarse a materiales y guías de actividades que les serán útiles durante el año lectivo como también para quienes se interesen por los temas que aquí se ofrecen

jueves, 24 de febrero de 2011

LA MUERTE DE EVA PERON

«…la muerte de Eva Perón no sólo no detuvo la producción de imágenes en torno de su figura, sino que pareció estimularlas, incrementando la carga de fantasía y ensoñación que ya se habían asociado con su imaginario visual. Numerosas representaciones la mostrarían con la aureola y los atributos de los santos, siguiendo la iconografía católica, tal como lo había hecho la obra escultórica de Tomáis en el monumento»
Anahí Ballent Las huellas de la política
(Prometeo/UnQui, Buenos Aires, 2005).
La muerte de Eva abre un nuevo capítulo de “su historia”, una muerte que se comienza a vivir mucho antes de que su corazón deje de latir y que se prolonga mucho más allá de 1952. Eva ya estaba enferma al cumplir sus 33 años, cuando fue reconocida por el Parlamento como la  “Jefa Espiritual de la Nación”.
Un mes más tarde, el 4 de junio, asistió a la asunción de Perón a su segunda presidencia. Su presencia ese día fue posible gracias a sus fuerzas y tozudez, así como a la importante cantidad de calmantes y la estructura metálica que la sostenía.
Mientras Eva redactaba su testamento, algunos festejaban el cáncer y otros creaban lugares de culto (capillas y altares caseros) pidiendo por su salud.
El 26 de julio de 1952 a las cinco de la tarde entró en coma y falleció a las ocho y veinticinco, luego de muchos meses de sufrimiento, resistencia y degradación de su salud.
Su cuerpo embalsamado permaneció en la Secretaría de Trabajo, allí hombres y mujeres desfilaron largas jornadas para despedirse de ella. El 9 de agosto el ataúd fue trasladado al Congreso Nacional y de allí a la CGT, donde quedaría hasta la caída de Perón.
Mientras tanto cobra fuerza el proyecto del gran monumento al descamisado, que albergaría el altar de Eva y toda su base estaría cubierta de frisos con motivos peronistas. La “Revolución Libertadora” avanza contra todo aquello que implique y represente al peronismo, el cuerpo de Eva no escapará a ello. Para la Libertadora, no sólo los vivos son el problema, la “muerta”- “el cuerpo de Evita”, también lo es. Entonces el 23 de noviembre de 1955 comenzará el largo peregrinar de su cadáver que terminará con la orden de sacar el cuerpo del país organizando un “Operativo Traslado”.
El cuerpo de Evita será trasladado con destino a Génova, bajo el nombre falso de María Maggi de Magistris y será enterrado bajo ese nombre el 13 de mayo de 1957 en el cementerio Mayor de Milán.
En 1970, reaparece en la esfera pública el tema del cadáver de Eva, los Montoneros secuestran a Aramburu y exigen la restitución de su cuerpo. En 1971, a pedido del general Lanusse, el cadáver de Eva Perón es exhumado y entregado a Perón en su casa de Puerta de Hierro, en Madrid. Luego de la muerte de Perón, los Montoneros secuestran el cadáver del general Aramburu y exigen para su restitución, la repatriación de los restos de Evita. Isabel Perón, por entonces presidenta, acepta la negociación y dispone el traslado del cuerpo un mes más tarde. Sus restos serán depositados junto a los de Perón en una cripta en la Quinta de Olivos.
En octubre de 1976, la dictadura liderada por el general Videla decide sacar los cuerpos de la quinta presidencial y entregar el de Eva a sus hermanas, quienes lo dejaran desde entonces en la bóveda de la familia Duarte en la Recoleta.
Especialmente en todo el increíble itinerario de su cadáver es posible leer la compleja lucha por la apropiación de significados que su persona había engendrado en tan pocos años, ella decía tener “carne, alma y sangre del pueblo”. Posiblemente encarnar al pueblo en un país en el que éste fue históricamente explotado y excluido, le significó hacerse cargo, aún después de su muerte, de seguir portando de alguna manera, la responsabilidad por la supervivencia del mismo y su presencia en la política nacional.
Su figura convertida en emblema, su muerte temprana y el devenir del propio cadáver no son más que indicios de la construcción colectiva de Eva Perón como un mito e icono que dará lugar a múltiples interpretaciones y disputas. El análisis de todo tipo de documentos en relación con este eje permitirá a nuestros alumnos acercarse a la complejidad del tema y dar cuenta de las múltiples miradas existentes sobre un mismo proceso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario